voces desiertas

Junio del 2007


Publicado el 30 de Junio, 2007, 16:19

Estos poemitas los escribí hace un tiempo. El primero es de diciembre de 2005 y el segundo, de abril de 2006. A veces resulta difícil creer lo rápido que pasa el tiempo, y como ese dolor, que en ese momento parecía insoportable, pasa. Es así, todo pasa, y uno se vuelve a levantar, se recupera, y sigue, sigue...  

removí telarañas
descolgué cuadros
guardé cartas
y fotografías
también
levanté
la alfombra
y muy dulcemente
barrí
tus despojos


* * *

esta vez
no enargaré
coronas
ni cavaré dos metros
de tierra
ni compraré
ataúdes

todo lo que fuiste
cabe
en este
puño

Paula Aramburu

Hansel Adams - Song of the Open Road

Hansel Adams - Song of the Open Road

Publicado el 24 de Junio, 2007, 6:49

Aquí les dejo otros dos poemas de Raymond Carver y Tess Gallagher, tan breves como bellos. Que los disfruten, y que tengan una semana llena de buenas cosas.

"Vamos a suponer que digo verano,
escribo la palabra <colibrí>,
la meto en un sobre,
y la llevo colina abajo
hasta el buzón. Cuando abras
mi carta recordarás
aquellos días y cuánto,
cuantísimo, te quiero".

Raymond Carver, Un sendero nuevo a la cascada, Colección Visor de Poesía, Madrid, 2001.


"Yacer junto al amado
significaba disfrutar del jardín en
todas las estaciones.
Ahora lo veo"

Tess Gallagher, El puente que cruza la luna, Ed. Bartleby, España, 2007.

Publicado el 23 de Junio, 2007, 13:11

Publicado el 21 de Junio, 2007, 13:42

 Raymond Carver nace en Oregon (1938), y muere muy joven en New York (1988). Según algunos críticos, formó parte del movimiento conocido como "Realismo Sucio", del que también  participaban  Tobias Wolff y Richard Ford. Posteriormente, este movimiento recibiría el nombre de "Minimalismo", pero Carver, si bien reconocía su amistad con estos autores, nunca reconoció su pertenencia a este grupo. En 1977 conoce a Tess Gallagher, poeta y narradora, quien sería su segunda esposa y a partir de quien dejaría de beber. Así comienza "la segunda parte de su vida": da clases en las Universidades de Iowa y Humboldt y pronto se convierte en uno de los escritores más reconocidos de Estados Unidos, maestro de la narrativa breve norteamericana. Aquí seleccioné un poema de él, que escribió cuando sabía que le quedaba poco tiempo de vida, publicado en Un sendero nuevo a la cascada (Colección Visor de Poesía, España, 2001). Y un poema de Tess, escrito luego de la muerte de su esposo, publicado en El puente que cruza la luna (Bartleby Editores, España, 2006). Ambos poemas me transmiten una profunda ternura. Ojalá les gusten.

NINGUNA NECESIDAD

"Veo un sitio libre en la mesa.
Para quién? Quién falta? A quién le estoy tomando el pelo?
El barco espera. Ninguna necesidad de remos
o de viento. He dejado la llave
en el mismo sitio. Ya sabés dónde.
Recuérdame, y todo lo que hicimos juntos.
Ahora estréchema con fuerza. Eso es. Bésame
en la boca. Ahí. Ahora
deja que me vaya, querida. Déjame ir.
Ya no volveremos a vernos en esta vida,
asique dame un beso de despedida. Aquí. Vuélveme a besar.
Otra vez. Ahí. Ya es suficiente.
Ahora, querida, deja que me vaya.
Es hora de ponerme en camino"

Raymond Carver

DEJO DE ESCRIBIR EL POEMA

"Dejo de escribir el poema
para doblar la ropa. Sin que importe quién vive
y quién muere, sigo siendo una mujer.
Siempre tengo muchas cosas que hacer.
Pongo juntas las mangas de su camisa.
Nada puede detener
nuestra ternura. Volveré
al poema. Volveré a ser
una mujer. Pero por ahora
hay una camisa, una gigantesca
camisa en mis manos, y en alguna parte
una niña pequeña de pie junto a su madre
observando para aprender cómo se hace"

Tess Gallagher

Publicado el 17 de Junio, 2007, 21:55

En este día, un pequeñísimo homenaje a mi papá (20/06/1935 - 06/05/1982) y a la pareja de mi mamá (30/11/1944 - 16/06/2007):

 "Un padre y un niño de doce años caminan paséandose por una ribera de mar. Cuando ya algo cansados habían de abandonar su paseo, en un impulso del niño por alcanzar una mariposa se desprende de la mano del padre y resbala al mar. El padre se lanza al agua y logra asir al niño por los cabellos y retenerlo, pero muy poco nadador y molestado por la ropa, pronto está extenuado y húndese, se ahoga, suelta los cabellos del niño. Perecen los dos. (...) Nunca sucederá, en el minuto inmediato y en todo el futuro, que ese niño logre comunicarse con el padre, decirle: - Padre mío, cómo es que me soltaste la mano? Es que ya no me querías?; y el padre le diga: - Yo morí antes que tú y mi mano muerta te soltó. Cesar eternamente la personalidad del padre sin poder decir al hijo que no esté en el horror de creer que su padre le dejó morir, qué tormento en el padre, qué desmayo en el hijo de toda fe en su padre. No lo puedo creer. (...) Y usted también lector, si se representa cariñosa, detalladamente el martirio de esos seres, no puede creer que entre ellos no hubiera nunca comunicación, una explicación que aclare y compense la amargura del sentimiento, de la punzada desesperada de perder la fe en el padre el niño como momento último de existir; de adivinar el padre en su último momento  esta abrumación del hijo con ese desmayo de fe filial. (...) Pero que la Realidad rehúse a los seres de mi ejemplo un instante más de esta pobre vida para una mutua explicación y unos días compensativos de vida sin tal negrura en el alma. No lo puedo creer."

Macedonio Fernández - "Una imposibilidad de creer" (1949), en No toda es vigilia la de los ojos abiertos, Corregidor, 1990, Bs. As., Pg. 381. 

* * *

no sé qué hicimos con sus zapatos
ni quién usará ahora sus camisas rayadas
o en qué placard estarán colgadas
sus corbatas de seda
yo sólo guardé un alicate
su birome Parker plateada
de trazo grueso
y su bata de invierno
lo demás
no son cosas que se puedan guardar
en los bolsillos de una prenda
ni en el fondo de una caja

Paula Aramburu

Publicado el 16 de Junio, 2007, 18:45

Haz clic en la foto para verla en su tamaño original, leer comentarios, etc.

"Uno puede decir con toda tranquilidad que el universo no tiene ningún sentido. Nadie se enfadará. Pero si se afirma lo mismo de un sujeto cualquiera, éste protestará e incluso hará todo lo posible para que quien hizo esa afirmación no quede impune./ Así somos todos: nos exoneramos de toda culpa cuando se trata de un principio general y no nos avergonzamos de quedamos reducidos a una excepción. Si el universo no tiene ningún sentido, habremos librado a alguien de la maldición de ese castigo?/ Todo el secreto de la vida se reduce a esto: no tiene sentido; pero todos y cada uno de nosotros le encontramos uno".

Emile Cioran nace en 1911 en Rumania, y muere en París en  1995. Fue un escritor original, polémico y muy enigmático. Es considerado por muchos el "antiprofeta" de nuestro tiempo. Este fragmento pertenece al Capítulo Primero de su libro El ocaso del pensamiento (Pg. 11), editado por Tusquets Editores, Argentina, mayo 2006.

 

Publicado el 7 de Junio, 2007, 20:30

Acá va otro poema de Mark Strand,... y prometo que los dejo descansar por un tiempito. Para acompañar este Séptimo día, elegí Noche estrellada, de Vincent Van Gogh, uno de mis artistas favoritos. Esta vez, incluyo también la versión original en inglés, que para mí, tiene una cadencia insustituible, por excelente que sea su traducción. Y me parece que también, el texto en su versión original tiene un sentido, y cierto despojamiento, que el castellano no llega a suplir. Ojalá les guste, y espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.

Noche estrellada

"Salí a dar un paseo avanzanda la noche, preguntándome
si acaso volverías. El aire estaba tibio y el olor de las rosas
mi hizo recordar la tarde que apareciste en mi alcoba,
en un pozo de luz. Pronto la luna se pondría
y deseé que vinieras. Mientras tanto, pensaba
en las viejas estrellas que caen, en las cenizas de una y otra
  cosa.
Y supe que podría estar esparcido entre ellas,
que el sueño de la luz podría continuar sin mí,
que nunca fue mi sueño sino el tuyo. Y en la oscuridad
de la séptima noche supe que pronto llegaría mi hora.
Y miré la colina, y miré más allá de las aguas en calma.
Ya la luna se había puesto, y tu estabas aquí."

"I went for a walk late at night wondering whether
you would come back. The air was warm and the odor
  of roses
made me think of the day you appeared in my room,
in a pool of light. Soon the moon would rise
and I hoped you would come. In the meantime I tought
of the old stars falling and the ashes of one thing and
  another.
I knew I would be scattered among them,
that the dream of light would continue without me,
for it was never my dream, it was yours. And it was clear
in the dark of the seventh night that my time would come
  soon.
I looked at the hill, I looked out over the calm water.
Already the moon was rising and you were here."

Mark Strand - Sólo una canción, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2004

Publicado el 3 de Junio, 2007, 16:32

Hace algunos días que casi no tengo tiempo para escribir en el blog. Semana agitada: la ola de frío polar trajo una fuerte gripe, mucho trabajo, viaje a Venado Tuerto el miércoles, viaje a Buenos Aires jueves, viernes y sábado para corregir la tesina, y asistir a dos talleres de poesía... Y les aseguro que nada parece indicar que la semana que empieza vaya a ser más tranquila. Asique decidí aprovechar esta fresca tarde de domingo para colgar algunos poemas que a pesar de todo, a lo largo de estos días, fueron encontrando su lugar. 

Que empiecen bien la semana.

a veces el silenico
produce tajos
anchos, profundos
con la precisión
de un bisturí

        * * *

un blando tejido
un músculo
desgarrado

una tela lisa
y llana
sin hilos
ni costuras
ni bordados

así mi cuerpo
sin el tuyo


Paula Aramburu, mayo 2007