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Agosto del 2008
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27 de Agosto, 2008, 17:10
"Y si volvemos a hablar de la soledad queda cada vez más en claro que en el fondo no es nada que se pueda elegir o dejar. Somos solitarios. Uno puede engañarse al respecto y hacer como si no fuera así. Eso es todo. Pero cuánto mejor es darse cuenta de que lo somos, sí, partir precisamente de ello. Entonces va a pasar, ciertamente, que sintamos vértigo; pues se nos sacan todos los puntos en los que nuestra vida solía descansar, ya nada hay cercano, y todo lo lejano está infinitamente lejos. (...) Así es como, para el que se queda solo, se modifican todas las distancias, todas las medidas; muchas de estas modificaciones se producen súbitamente, y como en el caso de ese hombre puesto en la cima de una montaña, la imaginación se sale de lo habitual y hay raros sentimientos que parecen ir más allá de todo lo soportable. Pero es necesario también que experimentemos esto. (...) Tal vez en el fondo el único coraje que se exige de nosotros: tener valor para lo más raro, extraño e inexplicable que nos pueda ocurrir. (...) Pues no es solamente la pereza lo que hace que las relaciones humanas se repitan con tan indecible monotonía y sin renovarse de caso en caso, es el temor ante una vivencia nueva, imprevisible, para la que no se cree estar preparado. Pero sólo quien está listo para todo, quien no excluye nada, ni lo más enigmático, vivirá la relación con otro como algo viviente y agotará su propia existencia".
Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta (fragmento de la carta VIII), Losada, septiembre 2004.
Imagen: Hokusai, Niño sobre el monte Fuji (1839)
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18 de Agosto, 2008, 16:04
Sobre las leyes de la perspectiva
"Una mala pasada. Error. Falta de honradez. Esa es la opinión de Braque. Por qué? Braque rechazaba la perspectiva. Por qué? Alguien que pasa su vida dibujando perfiles acaba por creer que el hombre tiene un solo ojo, sentía Braque. Braque quería tomar posesión total de los objetos. Llegó a decirlo en entrevistas publicadas. Mirar los pequeños planos luminosos del paisaje alejándose de su alcance llenaba a Braque de pérdida, por eso los hacía añicos. Nature morte, decía Braque."
Sobre piedras para dormir
"Camille Claudel vivió durante los últimos treinta años de su vida en un asilo, preguntándose por qué, escribiendo cartas a su hermano poeta, que había autorizado su internación. Venid a visitarme, decía. Recordad, estoy viviendo aquí con locas; los días son largos. No fumaba ni daba paseos. Se negaba a esculpir. Aunque le daban piedras para dormir -mármol y granito y porfirio- las rompía, recogía los trozos y los enterraba fuera de los muros por la noche. Por la noche sus manos crecían, más y más enormes hasta que en la fotografía parecen dos partes de otro cargadas sobre las rodillas".
Anne Carson (Toronto, Canadá, 1950), Charlas Breves, Diario de poesía Nº 75 (noviembre 2007 a marzo 2008). Traducción de Mercedes Cebrián, Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich.
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15 de Agosto, 2008, 21:32
Sharon Olds nace en San Francisco (USA) en 1942. Actualmente trabaja como profesora de Escritura Creativa en la Universidad de New York, así como en el Hospital Goldwater con personas que padecen parálisis severas. Su poesía fue galardonada con el Premio "Harriet Monroe" y el "San Francisco Poetry Center". Fue nombrada Poeta Laureada del estado de New York por el período 1998-2000. Se tradujeron al castellano: Satán dice (Igitur, 2001), El padre (Bartleby Editores, traducción de Mori Ponsowy, 2004) y Los muertos y los vivos (Bartleby Editores, traducción de J.J.Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas, 2006). El poema que leerán a continuación pertenece a este último libro, y el "intento de traducción" es mío (es la primera poesía que me animo a traducir, disculpen el caradurismo).
El invierno después de tu muerte
"Largos haces de una luz suave se acercan lentamente a través de la nieve. El sol cierra su abanico dorado y nada queda sino negro y blanco- el efímero vapor de mi aliento, la forma precisa e inerte de las algas, quietas, como apresadas en un álbum. Profundo en mi cuerpo mi corazón verde da un giro y piensa en vos. En el fondo del estanque, bajo una densa trampa de hielo, el agua se mueve: un pequeño pez suspendido como un sol, visible su corazón escarlata a un costado".
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The winter after your death
"The long bands of mellow light across the snow narrow slowly. The sun closes her gold fan and nothing is left but black and white- the quick steam of my breath, the dead accurate shapes of the weeds, still, as if pressed in an album. Deep in my body my green heart turns, and thinks of you. Deep in the pond, under the thick trap door of ice, the water moves: the carp hangs like a sun, its scarlet heart visible in its side".
Sharon Olds, Los muertos y los vivos (1983), Bartleby Editores (edicion bilingüe), Madrid, 2006.
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10 de Agosto, 2008, 18:03
"Esa cosa tan sorprendente que ocurre cuando clavas un punzón en un bloque de hielo: el modo en que su segmentada perfección se agrieta en relucientes fallas, fracturas, facetas; deltas plateados, deslumbrantes, que en un instante fugaz, imposible de captar, complican el cosmos de sus entrañas. Irradian ahora con espinas y púas lengüetas agresivas de luz rutilante, un tesoro de luz acumulada, cuando lo clavas otra vez se parte en segmentos casi iguales, ambas caras granulosas, consumidas, insípidas.
La fábrica de hielo era un lugar bajo y oscuro, de madera sin pintar, siempre húmeda y siniestra con el hielo derritiéndose. Había aserrín y un casi dulce, incitante olor a aserrín, el cual, debido al frío, parecía perforar el cerebro. Avanzabas por el porche de techo bajo, alguien se te aparecía con unas grandes tenazas y con los movimientos precisos, sosegados del domador, sacaba un bloque de hielo de la hielera.
Toma de nuevo el punzón, dale con fuerza, cuando el bloque se parta, dale de nuevo, una vez más; mira cómo se deshace en fragmentos más pequeños, fisuras cristalinas. Si no rompe con la punción, intenta una metáfora, como el mar interior congelado de Kafka: toma en tus brazos ese pastel de hielo, inventa un símil para su pesada inactividad, cuenta cómo te asusta al mojarte fríamente el pecho con tanta rapidez que terminas tirándolo.
Imagina cómo incluso si se despedazara y comenzara a licuarse aún cabría la esperanza de que, reuniendo con rapidez esas resbaladizas, perversamente caprichosas astillas, lograras que se congelara de nuevo, restituirías su masa, perdida algo de su preciosa brillantez, justo ese tenue brillo del agua estancada en el piso áspero y granuloso, justo el breve sorbo, dulce, cálido como la sangre, que se evapora en la lengua".
C.K.Williams (Newark, New Yersey, USA, 1936) ganó el Premio Pulitzer de Poesía en el año 2000. Este poema pertenece a su libro Reparación, escrito en 1999, y editado por primera vez en castellano por Bartleby Editores (Madrid, 2007). La traducción es de Jaime Priede.
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8 de Agosto, 2008, 17:07

Van Gogh - Botes de pesca varados en la playa de Saintes-Maries (1888)
aferrada al silencio como esas pequeñas balsas pesqueras que sin pescadores, ni anclas, ni redes, permanecen por años atadas a un viejo muelle, balanceadas por el ir y venir de las aguas
Paula Aramburu, julio 2008
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6 de Agosto, 2008, 17:10

"Cuando levanto la vista veo nieve, nieve refulgiendo desde el televisor. Como siempre, titilan sobre el mapa los lugares donde una no está. Seguro extrañaría el mercado de flores y despertar en este piso octavo que se abre desafiando al viento. La verdad es que hubo un solo día de nieve y que hay una posible segunda versión para las cosas conocidas. Las valijas están hechas desde siempre y además están sobre el sofá en posición de espera. Ese momento dura, se sostiene, es una manera de estar: estar a punto de ser abandonado. El pozo negro de las valijas hechas, reverso del desembarco: el deseo humano por lo incompleto que se refleja, dicen, en la predilección por lo pequeño, lo breve, el fragmento".
Laura Wittner, La tomadora de café, Ediciones Vox, Bahía Blanca, julio 2005.
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2 de Agosto, 2008, 19:47

Río azul - Manuel Girón
"Porque lo que más deseo es permanencia, el largo, relajado y continuo flujo de ríos subterráneos sin sentido, que alimenta los paisajes áridos con su azul- Poesía, plegaria, o llámala como quieras que libera el difícil acto del deseo y hace al mundo entero, a la vez intenso y quieto- Concentro mi corazón en la amistad, ardua y ligera contra el feroz parpadeo encendido del azar y todas las sensaciones abiertas en un atisbo. Oh azul Atlántida donde los marinos sueñan a sus muchachas en la espuma y bajo las olas- Me muevo en otro rumbo. No bajaré la vista.
Porque lo que más deseo es permanencia. Lo mejor es enterrar ahora este fuego, guardar la llama dentro, sin sentido, donde arden y fluyen los fuegos ocultos y los ríos, crear un mundo que sea intenso y quieto. Llego a ti con la mirada franca. No son horas de fuego sino años de alabanza, la copa llena hasta el borde, completamente llena, pero alzada en equilibrio para que ninguna gota se derrame".
May Sarton, Revista Abyssinia, Eudeba, Bs. As., 1999. Traducción de Diana Bellessi.
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