
una o dos veces al día todos los días, un latido extraño ajeno, el dolor punzante irrumpiendo en mi cuerpo como una pequeña piedra lisa y redonda que se desprende de lo alto de la montaña, y arrastra detrás de sí una fuerte corriente de aguas heladas, barro, minerales
por días escucho el ritmo acompasado de mi cuerpo, la tierra en calma luego ese latido extraño, ajeno, el alud
Paula Aramburu, 15/01/09
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