voces desiertas

Publicado el 12 de Febrero, 2009, 16:09

   "Ahora que mi padre ha partido, es Jadi quien me guía en la fiesta. Repite lo que me dijo a mi llegada, no son las estrellas lo que importa, sino el conocimiento del vacío./ Para ello hay que entrar en la lentitud del espacio. Él no lo explica realmente, pues si lo dijera con las palabras de la ciencia, sería semejante a esa gente que escribe libros sobre el silencio./ Sólo dice: 'Imagina dónde estás, en este momento. Imagina quién eres. Eres simplemente una cámara oscura cuyo diafragma se abre a la negrura de la noche. Tu cámara es un fragmento de lava lanzado al espacio, y ese fragmento de lava es llevado en un círculo alrededor de una estrella cuya potencia es tal que ningún cuerpo en su vecindad pueda escapar a su atracción. La estrella misma huye en el vacío a una velocidad incalculable, hacia un destino que no conoceremos jamás, forma parte de un lago de otros soles que conforma la galaxia, que se aleja de los otros lagos, de las otras Vías Lácteas, cada una hacia un punto a una velocidad incalculable, y cada uno de esos soles, cada una de esas Vías Lácteas, están tan lejos que aún si los miráramos durante mil años nos parecerían inmóviles. Imagina todo eso. Mira el cielo. Los lagos de estrellas, los soles, las nebulosas, los cúmulos, las nubes, los racimos de escarcha adheridos a los cometas. Piensa en el cortejo de los astros y de sus satélites, Júpiter, Saturno, Marte, Venus, Mercurio. Piensa que todo lo que acabo de decirte pasa por ese orificio minúsculo de tu pupila, un rayo tan fino como uno de tus cabellos, que entra en la cúpula de tu cráneo, en la casa de tu cuerpo, en el tiempo de tu vida tan breve, de tu tiempo que no dura más que la cigarra que escuchas en el mismo instante, colgada de la rama del algodonero, que adivina el mundo con un solo grito'."

J.M.G. Le Clézio, Urania, El cuenco de plata, Bs. As. octubre 2008. Traducción de Ariel Dilon.